05-11-2012
MEDIO: La Tercera
Chile adhiere a guía mundial de seguridad para evitar daños por anestesia en pabellón
Se trata de la “Declaración de Helsinki”, documento que es guía mundial de referencia sobre la seguridad de los pacientes que se someten a una anestesia.
Hace cuatro años, Patricia Hernández, conocida tanatóloga forense y una de las fundadoras de la Unidad de Identificación del Servicio Médico Legal (SML), se sometió a una cirugía para extraer nódulos cancerígenos de sus mamas. Pero algo salió mal y nunca despertó de la anestesia: por varios minutos no recibió oxígeno y su cerebro se dañó. Hoy vive en estado vegetal y en estos días la causa legal que sigue su familia contra el anestesiólogo que participó en la cirugía se define en el 8º Juzgado de Garantía de Santiago.
Aunque estos casos no son la norma, cuando ocurren, incrementan el temor de millones de pacientes que cada año deben someterse a una cirugía con anestesia total. Un procedimiento complejo, que ha concitado el debate mundial, y que en 2010 dio luz a la Declaración de Helsinki sobre Seguridad de Pacientes en Anestesia, documento que es guía mundial de referencia en materia de seguridad y al que Chile acaba de adherirse este fin de semana en el 40º Congreso Chileno de Anestesiología, que reunió en Valdivia a más de 400 especialistas de todo el país.
David K. Whitaker, especialista del Manchester Royal Infirmary Hospital (Inglaterra), parte del Consejo Europeo de Anestesiología y uno de los creadores de Declaración de Helsinki, dijo a La Tercera que cada año, en el mundo, 230 millones de pacientes son anestesiados para una cirugía mayor. De ellos, siete millones tienen complicaciones severas por la cirugía, y un millón muere, “por lo que tomar todas las medidas y resguardos para que el anestesista no cometa errores es fundamental para la seguridad del paciente.”
Factor humano
Whitaker, invitado a esta reunión de la Sociedad de Anestesiología de Chile (SACH), dice que es pronto para comprobar en qué nivel la Declaración de Helsinki está funcionando, pero los casos han ido disminuyendo. Esto, gracias a principios generales, como la información de los pacientes y el papel de los gobiernos para hacer que los cuidados de salud sean seguros. Pero, además, porque sugiere y recomienda a los hospitales medidas como el etiquetado de jeringas: cada jeringa debe tener, además del nombre del medicamento, un color determinado según su contenido, para un doble reconocimiento. Así se evita, por ejemplo, inyectar un antibiótico en lugar de la anestesia. Además, tienen un código de barra que se registra en el computador como parte de los datos de la cirugía. “Son pequeñas medidas que ayudan al trabajo que se realiza en pabellón”, dice el especialista británico.
Certificación
Pero cómo un paciente puede saber si el pabellón cuenta con estándares mínimos de seguridad. A juicio de la jefa del Servicio de Anestesia del Hospital de la Fuerza Área de Chile, Marcela Labbé, una buena forma es averiguar si el recinto cuenta con algún tipo de certificación.
Una de las más prestigiosas es la Joint Commission International, una entidad que certifica que un centro tiene estándares mínimos en sus procedimientos. En Chile sólo dos clínicas cuentan con esta certificación (Alemana y Las Condes). Es que el sistema no es barato y muchos centros hospitalarios no lo pueden pagar. Por lo mismo, dice Labbé, en nuestro país se está creando un sistema de acreditación que permitirá dar garantías de que un establecimiento determinado posee condiciones de seguridad al interior del pabellón.
Según Labbé, dentro de los estándares mínimo que se deben adoptar para evitar errores, y que ahora los anestesiólogos exigirán, se cuenta: un monitor electrocardiográfico, un medidor de presión arterial, un oxímetro de pulso que verifique la recepción permanente de oxígeno del paciente y un capnógrafo que registre la salida de dióxido de carbono, un gas que exhala el cuerpo humano como producto de una respiración efectiva. “En Chile queremos contar con todas estas medidas. De esta forma podremos asegurar mayor calidad en la atención de los pacientes que están en el pabellón”, señala Labbé.
Reconocer errores
Otro novedoso sistema usado en el Reino Unido es el reporte de incidentes: un informe de los errores involuntarios que se han cometido durante las cirugías mayores que se publica en internet. “La idea es que todos los médicos puedan aprender de los errores, y en la medida en que les ocurren, lo cuenten para que otros prevengan esas equivocaciones”, dice Whitaker. Para ello, la acumulación de experiencias debe estar por sobre el castigo del error.
También se ha incorporado un check list, previo al ingreso del paciente al pabellón y cuando se termina la cirugía. Según explica Whitaker, se trata de una lista enumerada de elementos que incluye desde el nombre del paciente, el diagnóstico y el tipo de cirugía, hasta los elementos que se utilizarán en el pabellón. “Es como el chequeo que realizan los capitanes de los aviones antes de iniciar el despegue”, dice. Esta es otra forma de evitar errores humanos antes, durante y después de la cirugía.
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